posted by on Suceso Europeo del 11

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Pues se acabó el viaje y sabemos que dijimos que actualizaríamos el blog antes de subirnos al avión pero Alvaro y Maria nos llevaron anoche a cenar al Jardín de la Leyenda y como es costumbre en España no acabamos hasta la 1 am. La realidad es que hubiéramos podido estar ahí hasta mas tarde porque los niños estaban encantados engordando a unos ya muy repuestitos patos y estar con Maria y Alvaro es una delicia. Pero necesitábamos terminar de empacar y levantarnos a las 6 am para irnos al aeropuerto.

Antes de eso, antes inclusive de  hacer el relato del trayecto de Barcelona a Madrid el jueves tenemos que regresar a donde dejamos el blog la ultima vez.

El miércoles de playa estuvo delicioso y justo lo que necesitábamos y en la noche, ya en el depa y con todo empacado y niños relajandose frente a la tele – increíble que sigan transmitiendo los mismos programas que cuando nosotros éramos niños; Asterix y Obelix, Lucky Luke, la Abeja Maya, etc… Y que a los chavos los tuvieran igual de hipnotizados que como con cualquiera de las ultimas caricatura de moda. Bueno, eso aunado con que no habían visto tele mas que para un par de partidos del mundial, hizo que ver tele fuera un gran evento – Ana y yo decidimos ir a dar una ultima vuelta por Barcelona en una noche de clima magnifico y atmósfera que solo se encuentra en esa ciudad. Nos sentamos frente a la catedral a tomar un cafe, una ensalada y un par de vinitos.

Esos son los momentos que hacen que Europa sea inigualable y que este tipo de viajes sean indispensables para  re-energetizar el sentido de pareja, poner en perspectiva las cosas y agradecer a todos y a la vida por tener este tipo de experiencias. 

Si, así de cursi y que chingaos?

La salida en la mañana siguiente fue poco menos que caótica… No, fue totalmente caótica. Entre ir a recoger el coche, intentar manejar en los callejoncitos del barrio gótico, Ana y los chavos teniendo que bajar 5 pisos con maletas, maletitas y gazpachos – además eran 5 pisos de esos que los escalones son como de pirámide azteca; altos, resbalosos y estrechitos – porque no funcionaba el elevador y trafico inducido por las hordas de turistas circulando por cada rincón de Barcelona, salimos por fin a las 12… 2 horas después de la hora planeada. Eso, lógicamente cambio nuestra ruta y no pudimos mas que parar en Calatayud a comer en vez de ir a caminar a alguna almunia, monasterio de piedra o parador. Ni hablar, nos hubiéramos regresado en tren a Madrid.

Llegamos a una ultra-cálida bienvenida de Babi y Zar a Villafranca como a las 7 para poner la leña al fuego del asado y recibir a los tíos Alvaro y Rodrigo, sus novias María y Martina y a los papas de esta ultima. Unos tipazos todos. Cocinamos, cenamos, brindamos y reímos hasta como la una de la mañana.

El viernes fue tranquilo; desayunar, ir al Corte Ingles (Era de ahuevo parar en esta tienda) y de compras a otros lados para después – y regresamos al primer párrafo – vernos con Alvaro para ir a cenar. Pero como mencionamos, terminamos a la una de la madrugada, lo que significo que entre terminar de empacar, darle la medicina al perro, cerrar toldos y checar que el resto de la casa estuviera bien, nos terminamos durmiendo a las 3.

3 horas y 54 minutos después la casa era un caos absoluto. Ya que a las 6:53 abrimos el ojo por primera vez – nunca supimos si la alarma sonó o no – y se supone que nuestra hora de salida de la casa era a las 7. Ya se imaginaran el ir y venir, las ordenes concisas y la precisión a las que tuvimos que atenernos para poder estar escribiendo estas lineas adentro del avión, vuelo 109 de Delta a Atlanta!

En fin, teníamos que terminar con alguna situación así para darle mas drama al viaje. Uno que creemos quedará en nuestra memoria por siempre por todo lo que vimos, vivimos, olimos, probamos y sentimos.

Les queremos dar las gracias por leernos y por mandar sus comentarios. Esperamos que los hayamos podido transportar un poco al viejo continente y que se hayan podido identificar con alguno de los anécdotas, fotos o sentimientos. Pero sobretodo queremos agradecer a todas las personas que hicieron su parte para que este viaje fuera una maravilla; desde la familia Blatz en Heidelberg, el francés hijo de su gran pu#¥ que nos hizo sufrir con los boletos del tren, la Gerta de Alemania que nos lo soluciono, hasta – y por encima de todo – a los Cabrera por su interminable generosidad. Nos dieron una familia mas y muchísimas ganas de regresar.

En boca de Carlos, Ania y Elisa lo mejor del viaje fueron sus tíos.

Mil gracias.

PD: Todavía nos faltan subir fotos. Lo haremos mañana domingo.

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  1. Lynda Pelaez
  2. Karla Real
  3. Rodrigo Cabrera

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